La tarde de Juan Villar

Juan Villar colgó el cartel de “No hay billetes”. Las entradas se agotaron a primera hora del viernes al completar el aforo, un total de 130 personas se interesaron en el evento. El cantaor gaditano tiene tirón. Y no chico.

El evento estuvo organizado por la peña flamenca y la colaboración especial de Andrés Bermúdez. Comenzó el día con un almuerzo del que se encargó Antonio Guerrero, socio de la peña y amigo, que hizo una paella y que se acompañó con un vino. Un rato de convivencia necesario y deseado, después de tantas restricciones.

Tras el almuerzo, comenzó el recital en el salón de la primera planta. Esta que escribe presentó el acto y dio paso al telonero, el joven Jesús Vela “El puntilla”, que estuvo acompañado a la guitarra por Ismael Rueda. Comenzó con una soleá, siguió por tarantos y cartagenera y terminó con unos fandangos con los que se metió al público en el bolsillo. Remató con unos fandangos “puntilleros”, como él mismo bautizó.

Ya caldeado el ambiente, subió al escenario de la peña Juan Villar acompañado por Manuel Jero a la guitarra. Comenzó con una solemne soleá, y na más abrir la boca ya se supo que la tarde prometía. Estaba Juan templao, arropado por su gente y con ganas. Comenzó la soleá con una letra escrita por Salvador Pendón:

En el reloj de mis días

El tiempo se ha detenío

Me da calor con la nieve

Y con el sol tengo frío.

Siguió por alegrías, con esos aires gaditanos y flamencos que insuflaron al público aún más ganas de disfrute. Después llegó el cante por tangos, uno de los fuertes en su repertorio, y en el que hizo un recorrido por sus ya clásicas letras que esperábamos todos con impaciencia. La guitarra lo acompañaba con las falsetas oportunas en cada momento (mejor no lo podía hacer), y al terminar una de ellas, abrió la boca para cantar “Tus ojos negros me acuchillaron”. El gaditano estaba en pie ante el público, entregado y  con fuerza ¡Qué momento más maravilloso!

Terminó por bulerías, arropao por el hijo de Perico Jero, Manuel, y sus palmeros, pendientes de él en todo momento. Y ya con ellas acabó una actuación que será histórica por la edad del cantaor, porque hacía muchos años que no acudía a la peña alhaurina y porque el recital que dio fue excelso, todo un lujo.

Como colofón invitó a subir a un cantaor referente de cantaores que no es, ni más ni menos, que el malagueño Antonio Álvarez, para que cerrara con su cante una tarde ya gloriosa. Y cantó el Álvarez, ante un público eufórico y un Juan Villar emocionado. ¡Qué grande eres, Antonio! Y tras ello, el reconocimiento que la peña le quiso entregar en forma de cuadro por toda una vida dedicada al flamenco.

Acudieron a la cita aficionados de diferentes puntos de la provincia malagueña: Colmenar, Málaga, Rincón de la Victoria, Vélez Málaga, Marbella, Málaga, Benalmádena amén de artistas consagrados que el cantaor gaditano arrastró: José Parra, Antonio Soto, Luís el Salao, Chato Vélez, Juan Laike y Pepe Guzmán.

Calentito el personal y ya en la planta de abajo, se formó una reunión de cabales que se alargó hasta bien entrada la madrugada. ¡Ya era hora de disfrutar del buen flamenco!

XLVII Festival Torre del Cante

La organización que conlleva un festival del calibre de la Torre del Cante es de gran envergadura. Meses son los que se lleva un evento de esta magnitud en el que cada detalle debe preverse con antelación: elección y contratación de artistas, diseño y presentación del cartel, publicidad, televisión, estructura de la noche en tiempos y momentos, orden de salida de artistas, tiempos de actuación de cada uno, pruebas de sonido, fin de fiesta, inusuales peticiones de los artistas, seguridad, limpieza, venta de entradas, tarjetas de organización, barra, catering, recibimiento, colocación de cuadro y placa para el maestro en los caballetes, acomodación de espectadores, peticiones de última hora. Son mil detalles a cuidar y tener en cuenta para que todo salga bien.

Este año, por motivos relacionados con el covid-19, la organización ha debido ajustar al máximo muchos detalles. El más visible ha sido el aforo permitido así como el posterior reajuste, realizado escrupulosamente para que el espectáculo pudiese ser contemplado y vivido por el mayor número de aficionados. Como debe ser. Para ello, en un principio se confeccionó una lista de asientos nominados por parte de la peña flamenca y sus socios, que se entregó al Área de Cultura. Después de salir a la venta, y tras la inédita situación en la que se agotaron las entradas en cuatro horas, entró en acción Sonia de Cultura, para cuadrar asistentes convivivientes o no, rascando así el máximo de entradas posibles cumpliendo siempre con la legislación vigente. Igualmente, esta Área, que dirige Andrés García, habilitó una serie de asientos extra sobre los baños. Toda una obra de ingeniería que demuestra la voluntad de engrandecer, más aún, el festival.

Es el trabajo que no se ve, pero que sin él nada de lo que hemos vivido estos dos días hubiese sido posible. Y así, hemos atendido la intensa demanda de entradas, patente hasta ayer mismo en la entrada del evento, donde algunos tuvieron la fortuna de encontrar entradas que habían devuelto a última hora y otros, desafortunadamente, no.

Gonzalo Rojo y Manuel López, un año más, dieron comienzo el viernes a otra edición más del festival: la XLVII edición ni más ni menos. Me quedó con las salineras alegrías de Caracolillo de Cádiz,  la soleá de Rancapino Chico con Antonio Higuero a la sonanta, la dulzura de zambra que dedicó Esmeralda, acompañada por Paco Léon, a su abuelo, para el que requirió su presencia en el escenario, las alegres bulerías jerezanas de la Terremoto pusieron el público boca arriba.

Pero el momento más emotivo fue el reconocimiento a la inmensa figura de Alonso Núñez Núñez en el cante por parte de la peña flamenca, con cuadro y placa incluidos entregados por su presidente, Antonio Donaire, y del Ayuntamiento en nombre de su alcalde, Joaquín Villanova, que dedicó preciosas palabras para la organización, el festival y se sumó al reconocimiento del chiclanero con una torre. Eso queda para la historia. Con eso me quedo del viernes… Y por supuesto, con el broche de oro de esos fandangos del emocionado homenajeado, que provocó la ovación del respetable. El que tuvo retuvo y guardó pa la vejez.

De nuevo, Gonzalo y Manuel dieron comienzo a la segunda noche flamenca alhaurina ayer sábado. El encargado de inaugurarla fue el jienense Francisco Heredia acompañado por la guitarra de Ismael Rueda. Comenzó cantando por malagueñas. Le siguió JuanFran Carrasco, que debutó en el festival, y que hizo unos tangos extremeños, que dedicó a su amigo Antonio Canito, bien gustosos. Algo diferente. Antonia Contreras, con la guitarra de Juan Ramón Caro, hizo malagueñas que remató con dos abandolaos, los únicos de todo el festival. Ezequiel Benítez regaló al público unas preciosas bulerías. Y luego llegó Juan Manuel Fernández Montoya “Farruquito” y su inmejorable elenco. El baile de Juan Manuel Fernández “Farruquito”, con el impresionante elenco que le acompaña, llevó al éxtasis al respetable. Tenía ganas. No se puede bailar mejor, pero sí que cabe una ovación más, la dedicada a su hijo Juan, que con ocho añitos debutó en el festival cerrándolo con una actuación conjunta con su padre. La saga está asegurada y no se podía pedir más.

Faltaba la guinda: el fin de fiesta al que se sumó Rancapino Chico que había querido quedarse en Alhaurín para agradecer a la organización que hubiéramos tenido el reconocimiento a su padre y que, en palabras suyas, “lo hiciésemos feliz”.  Ese fin de fiesta queda pa la historia.

Que sepamos, han acudido a la cita familias de Menjíbar, de Ogíjares, de Motril, de Marbella, de Málaga, de Estepona, de Sevilla, de Colmenar, de Casabermeja, de Fuengirola, de Alhaurín el Grande, de Valle de Abdalajís,  de Melilla, de Puerto Real, de Cádiz, de Puerto de Santa María, de San Fernando, de Antequera, de Álora, de Torremolinos, de Cártama, de Coín y de Madrid. 

Antonio Donaire, presidente de la peña flamenca y vinculado desde los inicios al festival siempre acompañado de su junta directiva y socios incondicionales, ha trabajado con su entrega y dedicación más absolutas. Uno de sus deseos más impetuosos era la recuperación de la costumbre del fin de fiesta, perdida hace años. Es la guinda del pastel, el momento de unión del arte de aquí y de allí, el momento de comunión entre artistas y público. El momento mágico de éxtasis y de celebración del flamenco. Y hubo fin de fiesta. Y no sólo uno, sino dos: el primero el viernes con el broche de oro del cante de Alonso Núñez “Rancapino” y el segundo el sábado. Comenzó por bulerías el jerezano Ezequiel Benítez con la guitarra de Farruquito y Paco León, que arrancaron a bailar a Vanesa Fernández y a la que acabó acompañando Ezequiel en una pataíta. Momentazo. Después cogió el micro Alonso, e hizo que se arrancara Farruquito. ¡Qué peazo bailaor! Broche de oro que cerró con su Juan mimetizados en un baile de excepción… un dulce. ¿Se puede pedir más?.

La entrega de los artistas ha sido palpable, el respeto al maestro Rancapino, la calidad de sus cantes sublime, las guitarras de nivel exquisito, los presentadores, como siempre, brillantes y el público con ganas de celebrar la fiesta del flamenco. El año pasado ha quedado en el olvido y la Torre del Cante se ha erigido como lo que es: una torre que resiste los temporales y que sirve de vigía, insignia, capitana y seña del flamenco malagueño y andaluz.

Presentación del cartel del XLVII festival flamenco “Torre del Cante”

Ayer 7 de mayo tuvo lugar la presentación del cartel de la XLVII edición del festival flamenco “Torre del Cante” en la finca municipal “El Portón”. Al acto acudieron el alcalde de la localidad, Joaquín Villanova, el concejal de Cultura, Andrés García, el presidente de la peña flamenca, Antonio Donaire, los presentadores del festivales, Gonzalo Rojo y Manuel López, y el mismísimo Alonso Núñez “Rancapino” al que se dedica la edición de 2021 acompañados todos por un nutrido grupo de aficionados y peñistas.

El alcalde comenzó señalando la importancia del festival y la apuesta que se hace por él desde el Ayuntamiento como uno de los grandes festivales flamencos de Andalucía. Resaltó el esfuerzo que por parte del Área de Cultura y de la peña flamenca se hace para llevarlo a cabo con la mejor organización posible. Acto seguido se descubrió el cartel de Juan Castillo, encargado de realizar la obra pictórica del maestro chiclanero en una postura que adopta con frecuencia en la que entorna sus ojos, frunce el ceño y eleva su cabeza hacia atrás para lidiar el cante. Lo plasma tal y como es, situado en el escenario de la planta baja de la peña a la que recientemente acudió a cantar con la insignia de fondo.

Siguió Gonzalo Rojo, que tomó la palabra para realizar una análisis de cada uno de los artistas que pasarán los días 18 y 19 por las tablas del teatro de El Portón. Centró su intervención en la aportación de Alonso Núñez al flamenco, de su talla como artista y de su legado, momento éste en el que hizo su entrada el propio Alonso, que llegaba de Chiclana en ese preciso instante. Una ovación lo recibió como lo que es: una leyenda viva del flamenco.

El presidente de la peña flamenca, Antonio Donaire, tomó la palabra para señalar la importante labor de los peñistas en la organización de este magno evento y la felicidad que para la afición supone. Igualmente señaló las figuras que se darán cita en esta edición, que concentra selectos exponentes del cante, del toque y del baile. Ensalzó la figura de Alonso, con quien mantiene una estrecha amistad y agradeció la presencia de todos.

Acudieron al evento “Rancapino Chico” y su nieta Esmeralda, que han elegido continuar la saga artística con el nombre del patriarca, Antonia Contreras con Juan Ramón Caro, Caracolillo de Cádiz e Ismael Rueda, que también actuarán en el festival.

A tal elenco se sumaron artistas que quisieron compartir el día. Unos de talla inmejorable y ya consagrados como figuras históricas como es el caso de la Cañeta de Málaga, Salazar, Cancanilla de Marbella y Chaparro de Málaga así como jóvenes artistas ya bien reconocidos en el panorama flamenco como son Antonio Torres “Chato Vélez” y el antequerano Luís Perdiguero.

Tras el acto pasamos a degustar un almuerzo organizado por Daniel Cortés en la plaza Antonio Romero. Tras la comida llegó la actuación de Cancanilla de Marbella con Chaparro de Málaga a la guitarra y el compás de Juan Laike. Y al final se unió al cante La Cañeta, que hizo vibrar a los aficionados con su arte inconmensurable empujándolos al éxtasis casi.

Y, como todo efecto, siguió una consecuencia. Subieron al escenario la familia Rancapino al completo. Una saga y tres generaciones acompañada de la guitarra del joven Ismael Rueda, que se creía que se iba a quedar con la pena de no acompañar a Rancapino viejo, pero sí que le acompañó. ¡Y de lujo! A ellos se les sumaron, al terminar, la madre de Esmeralda, Ana, Caracolillo de Cádiz, Luís Perdiguero, Chaparro de Málaga, Chaparro hijo, Jesús Vela y Juan Layke y lo demás es historia ¡Menuda fiesta! De esas que siempre perviven en la memoria.

Final del XL Concurso de Cante «Mirando a la Torre»

Y por fin llegó el 29 de agosto y se pudo celebrar la ansiada final. Comenzó Manuel López, conductor del acto, introduciendo la singularidad de esta final, retrasada cinco meses por la pandemia del COVID, así como el recuerdo a D. Ricardo García Sánchez, presidente del jurado tristemente desaparecido el pasado mes de abril. Tras ello, comenzó la proyección de un vídeo elaborado con datos del concurso y dedicado, igualmente, a la memoria de Ricardo.

Al acto acudió el alcalde D. Joaquín Villanova, que estuvo acompañado del Concejal de Cultura, D. Andrés García, la Concejala de Servicios Sociales y Área de la mujer, Dña. Mari Carmen Molina y la Concejala de Participación Ciudadana, Dña. Vanesa Sedeño. La técnica de Cultura, Dña. Toñi Cordero, también acudió al evento así como Antonio Solero.

En nombre de la peña estuvo el presidente, D. Antonio Donaire Luque, acompañado de toda su junta directiva. Y precisamente gracias a su lucha incansable se ha podido celebrar esta final, en la que ha puesto todo su empeño desde que se levantó el estado de confinamiento.

Comenzaron las actuaciones de cantaores. El tiempo era muy reducido, respetando la legislación vigente sobre ocio nocturno. El primero en actuar fue Francisco Heredia, de Linares, que eligió el cante por trilla para abrir la noche. Siguió por tientos, muy acompasados, y unas seguiriyas espectaculares. La segunda en subirse al escenario fue la única mujer finalista, la portorrealense Rocío Fantova, que continuó el cante por seguiriyas y cambio muy emocionantes para seguir por fandangos y rematar por bulerías con estilo camaronero y tintes de la Paquera, que dedicó al omnipresente Ricardo. Ambos fueron acompañados por la guitarra de Ismael Rueda, el guitarrista oficial de esta edición. El morilense Raúl Alcántara “El Troya” comenzó con una toná en la que se acordó de Tomás Pavón. Siguió por tangos con introducción libre del gran Juanito Villar para centrar su cante en tangos extremeños. Remató su actuación con unos fandangos en los que se acordó de Macandé. Estuvo acompañado de la guitarra de Juan Marín. Terminó la actuación con Antonio Hayas “El Jaro”, de Cañete de las Torres. Comenzó por granaínas y media dedicadas a Enrique Morente. La toná fue el segundo cante y terminó con una dulce vidalita. La guitarra de Antonio Migueles.

Un pase de modelos de la Agencia de Iraya Villalba con trajes de Verónica Núñez siguió amenizando la noche con espectaculares piezas de su colección “Flor de almendro”. Las modelos pasearon con garbo y elegancia propias de profesionales. Seguidamente se hizo un corto intermedio para continuar con el pase de modelos con trajes de Ada Gutiérrez de su colección “Tu locura”.

Pero sin duda, uno de los momentos más emocionantes de la noche tendría lugar a continuación. Y es que, en ocasiones puntuales, la peña entrega la insignia de oro a personas especialmente relevantes y anoche se entregó a d. Ildefonso Espínola Arias, expresidente de la peña flamenca. Muy vinculado al tejido empresarial del municipio en los años sesenta y setenta en el antiguo Punto Industrial, pasó después a crear Tecosol, donde comenzó a acostumbrar a traer artistas invitados de corte flamenco. Vinculado a la peña desde que se domicilió en nuestro pueblo culminó su vida peñista presidiéndola en dos ocasiones consecutivas. Hombre con temple, educado y respetuoso, ayer Ilde, subió emocionado a recibir la insignia de manos del presidente d. Antonio Donaire Luque, que también dedicó unas palabras de agradecimiento a la labor de Ilde, un peñista, un amigo, un buen hombre.

Estaba aprobada en junta directiva entregarla a d. Francisco Acosta Roldán, pero por problemas de salud no pudo acudir a recibirla.

La deliberación del jurado, compuesto por Antonio Maldonado, Isaac Santana y María Donaire, dictaminó el orden de premios que, curiosamente, se obtuvieron según el orden de actuación. Sin embargo, al anunciar el cuarto premio, Antonio Hayas, no lo encajó bien y no acudió al escenario a recibirlo, aunque sí solicitó su premio económico posteriormente.

Raúl Alcántara también recibió el premio especial por malagueñas y el tercer premio. Rocío Fantova se quedó con un segundo premio y se hizo con el primero el de Linares: Francisco Heredia, que tiene una voz muy flamenca, llena de matices y con poderío.

La diosa Luisa Chicano puso el broche de oro a la brillante final, condicionada por el margen de tiempo en que teníamos. Luisa estuvo acompañada por Ramón Heredia al baile, Antonio Soto a la guitarra y el cante de Antonio Canito y Manuel de la Curra. Empezó Ramón por soleá y siguió por alegrías. Y luego apareció ella luciendo en negro vestido con remates dorados. Lo dicho, una diosa que se creció en el escenario… aunque sin tablao. Bailó una soleá, con aires de romance y finalizó por bulerías. Al final, se hicieron una pataita por bulerías, ya sin micro, y un cante a capella a petición del público.

Y así fue como se celebró la XL Final de un Concurso, todo un referente en el mundo del flamenco. Otro capítulo más escrito para nuestra peña.

XL Cena Flamenca

La de ayer fue una Cena Flamenca para el recuerdo. Se celebraba la cuarenta edición y al evento acudieron un total de doscientas personas, que se dieron cita en el Hotel Cortijo Chico. Por la tarde, un grupo de socios habían acondicionado el salón para que no faltase detalle: colocaron el escenario, el fondo de escenario, la mesa con las botellas de vino y claveles obsequio para los comensales, el photocoll, la distribución de mesas, el sonido y la iluminación. Así, cuando llegamos, estaba todo listo para pasar una gran noche, como así fue.  Los profesionales de Torrevisión inmortalizaron el evento que quedará para la posteridad. Tras los saludos pertinentes y tomar cada uno asiento en sus mesas, el restaurante comenzó servir un menú exquisito regado con un buen vino.
El presentador del evento, Manuel López, tomó la palabra y señaló la etapa de cambio de presidencia reciente que la peña ha tenido. Agradeció la labor del presidente saliente, Manolo Caballero, y dio la enhorabuena a Antonio Donaire por retomar las riendas de una peña de la que ya fue presidente aunque, en palabras del presentador, “siempre estuvo presente en la vida de la peña”.
Tras ello, presentó al artista Jesús Vela “El Puntilla”. Señaló su paso por la Fundación Cristina Heeren en Sevilla, los maestros de los que ha aprendido estos años, su paso por el Concurso “Mirando a la Torre” del que se alzó con el segundo premio y presentó también al joven guitarrista de Guaro que lo acompañaría: Ismael Rueda.
Comenzó Jesús con unas malagueñas que remató con dos rondeñas. Siguió por soleá y, luego por seguiriyas. Las clavó y la remató con unos cabales. Para finalizar, se entregó al público por fandangos, los últimos cantados en pie a capella con gran entrega a los presentes, que no paraban de pedirle más.
Llegó la presentación de María Terremoto, para la que Manuel López introdujo con el paso de la familia jerezana por Alhaurín. Es en 1977 cuando pisa por primera vez las tablas el legendario Fernando Fernández Monge “Terremoto de Jerez”. Lo haría al año siguiente por segunda y última vez. Tendría que llegar el año 2007 para que su hijo, Fernando Terremoto pisara por única vez las tablas del festival, acompañado a la guitarra de Antonio Higuero. A María la acompañaría Nono Jero y las palmas de Valencia y Cantarote.
Pero antes de todo esto, el presentador quiso tener un emotivo recuerdo para un socio muy vinculado a la peña desde su niñez: Ricardo García Sánchez “Ricardo de Juan Marcos”. Tan sólo el ingreso hospitalario ha podido frenar su asistencia a una cita ineludible en su calendario: la Cena Flamenca. El público, consciente de la labor de este socio para con la peña, respondió con un fuerte y emotivo aplauso deseándole una pronta recuperación. Sin personas como él no sería posible la actividad de la peña.
La actuación de María fue espectacular. De esas que no se olvidan. Comenzó con unas malagueñas del Mellizo que fueron in crescendo rematando los últimos tercios con un arranque que sacudió a todo el mundo. Consiguió ser el centro de todas las miradas, que todos afináramos los oídos y nos dejáramos llevar por su cante. Siguió por soleá por bulerías magistral, con un compás excepcional con la que disfrutamos muchísimo. Continuó por tangos, haciendo un repertorio amplio de estilos y arrancándose a bailar por primera vez. Después cantó por alegrías de Cádiz, de Córdoba y cantiñas del Pinini. Y remató por bulerías. Se acordó de la Paquera, de su padre, de Luís el de la Pica… de Jerez. La guitarra de Nono, se pasaba de compás, y nos hizo recordar a su padre, Perico Jero, a Parrilla y a Morao. María se echó a bailar y el público enloqueció. Lo dicho, un lujazo.

Alcalde

Juanito El Tulipán

El viernes, lo único que quedaba libre en el festival de Coín eran unas cuantas sillas de la última fila. Las guardé con sigilo y, cuando me fui a sentar, veo en la esquina al rubio al que los flamencos aciertan en llamar Juanito El Tulipán. Lo seguía en las redes sociales desde hacía tiempo con la incredulidad de una aficionada que ha anhelado más guitarristas con aires gastoreños en el toque, del que soy fanática, y que este muchacho, a pesar de su juventud y con la carencia de no haberse criado en estos ambientes, demuestra tener.
Cantaores consagrados y raros como Antonio Álvarez dejan que le acompañe. Y guitarristas como Rubén Lara lo han acogido en el seno profundo del flamenco jondo. Tiene las puertas abiertas en el, muchas veces, hermético mundo del flamenco. Tiene pasión por lo puro, lo antiguo, lo auténtico y es, lo que viene a ser, una excepción. Rompe con todos los tópicos. Se llama Joes Wieggers, es de Eindhoven (Holanda), tiene veintiún años y una afición al flamenco que espanta.
Lo saludé con admiración. “Tú eres Juanito el Tulipán”, le dije sin saber cómo iba a responder, pero no lo podía dejar pasar. El rubio se levantó y empezamos una conversación muy interesante. Él mostró sorpresa al ver que lo reconocían y yo admiración al hablar con un chico tan aficionado a una música tan diferente y compleja a la del ambiente en el que ha vivido. Ya le había escuchado tocando por mi admiradísimo Diego el del Gastor, que no era del Gastor sino de Arriate y, por tanto, malagueño, y me flipaba escucharlo. Lo presenté a la familia y, pronto, hizo migas con mi hermano Álvaro.
Ahora estaba ahí, hablando con él, escuchando sus planes de futuro en el Conservatorio Superior de Música de Córdoba y sus actuales estudios en el Conservatorio de Rotterdam. ¡Dios mío, qué mérito tiene el gachó!
Eso fue el viernes y ayer, en contacto con mi Álvaro, se vino para mi pueblo, para Alhaurín de la Torre. Casualidades de la vida (…o causalidades), teníamos planeada una fiesta esa misma noche y allá que apareció Juanito el Tulipán, de la mano de mi Álvaro. Ya se habían pegao una juerga, pero quedaba el remate.
Cuando salió a cantar por Agujetas esos fandangos tan antiguos me dio un vuelco el corazón. ¡Pero también canta! Después siguió con unos fandangos de José Cepero (¿Eso quién lo sabe?) y allá que se cantó por Cepero la amiga Santi Morales, con lo que a ella le gusta. Mari Carmen, su hermana, cantó por serranas, Adrián se hizo sus sevillanas y las rumbas de Paquiro. Seguimos por soleá por bulerías, y cada uno hicimos una pincelada. Por bulerías, por marianas, por tientos y remate por bulerías de Luís el de la Pica, Álvaro al cante, su mijita de cuplé por bulerías marca de la casa utrerana de las hermanas Jiménez Peña que tanto me gustan y, como broche final, por Paco Valdepeñas ese “Jardinero, tú que sabes…”. Nunca lo había cantado… Tulipán al toque y echándose también sus cantecitos.
Llevo todo el día dándole vueltas a la cabeza porque no encuentro una explicación para el caso de este muchacho. Habla el difícil idioma del flamenco puro siendo, repito, tan joven y con el hándicap de no haber vivido el flamenco en el seno familiar ni siquiera en su entorno más cercano. ¿Será una reencarnación? A Tomás Pavón y a Diego del Gastor les encantaba Chopin, me pregunto desconcertada al recordarlo hace tan sólo unas horas.
Juanito, encantadísima de conocerte. Gracias por la maravillosa noche de ayer. ¡Nos vemos pronto, artista!

 

Juanito Tulipán 2

Fiesta flamenca en Alhaurín

Juanito Tulipán

En el rincón flamenco de Álvaro Donaire

 

Pregón «Exaltación a la Mantilla»

 

Extracto del Pregón de la Exaltación de la Mantilla
Peña Flamenca “Torre del Cante”
María Donaire Martínez
6 de abril de 2019

 

Muchos años hacía ya que a este lugar no subía
A éste púlpito, a este altar, a este escenario
Emocionada estoy pues, mi corazón tiene arraigo
A este lugar desde siempre que para mí es sagrado.

Si otros días presenté con inexperiencia y fe
Pastorales, concursos o recitales tal vez
Hoy seré la pregonera y quiero agradecer
Que la Exaltación de la Mantilla me traiga aquí esta vez.
(…)

¡Ay Jesús el Nazareno que hacia tu calvario vas!
Subiendo a poquito a poco calle Álamos allá
Se ve con esos andares, con tu pena y tu mirá
Que ya no puede más tu cuerpo con esa cruz tan pesá.

Me emociona a mí pensar que bajo tus pies estuvieron
Hombres y mujeres que por ti tus pasos dieron
Entregados todos sus hombros ofrecieron
Mis hermanos, mis primos y hasta mis tatarabuelos.

Del que tengo más noticias es de Antonio el Canelo
Ya en el siglo XIX te llevaba sobre sus hombros en el pueblo
Aún no lo sabía él pero de un gran acontecimiento
Iba a ser el protagonista, aún sin él pretenderlo.

Y es que al siglo XIX me tengo que remontar
Para contar esta historia que es digna de recordar
Mis tatarabuelos y muchos alhaurinos más
Hacia el Brasil se embarcaron sin saber qué iban a encontrar.

A coger café, Canelo y Cordera se embarcaron
Con ocho hijas chiquitas a los campos de Sao Paulo.
Alpartagas viejas, un retrato, ilusión y mucho valor
Eso es lo que llevaban en su maleta de cartón
Cuando valientes cogieron el camino de la inmigración.

La estampa del Nazareno en la maleta navegó
Un océano tan grande como el Atlántico atravesó
En el navío Bourgogne ocho mil kilómetros viajó
para llegar a Sao Paulo, donde también se quedó.

Sería la primera vez que la imagen del Nazareno
Ponía pie en tierra firme allá por el Mundo Nuevo
Y no lo haría fugazmente
Porque desde allá, a lo lejos, los que nacieron brasileños
Aún conservan esa imagen y esa fe en el Nazareno.

Y si no que le pregunten a los hermanos Moraos
Que ellos saben que lo que digo tiene carácter jurado
Brasileños descendientes de esos viejos alhaurinos
Más de un siglo después a la patria regresaron.

Tanta devoción al Nazareno mostraron
Que en la procesión del año pasado desfilaron
Teniendo en ella un lugar privilegiado
Con orgullo y honor pasearon emocionados
De seguir los pasos que hace un siglo dieron sus antepasados.
Ya está claro que dejaron la semilla en Los Moraos.
Hasta fuera del pueblo está bien asegurao.

Imaginad si tendrán fe y si honor será
Que hasta el altar de la iglesia del antiguo Alhaurinejo
Esos descendientes brasileros se han venido a casar.

Mensajero de los Vientos cuenta una historia de amor
De esas grandes que atraviesan con la flecha el corazón
A su imagen tan divina bien que amaron
A Nuestro Padre Jesús de su corazón.

Seguro no seguramente se alegrarán desde el cielo
Y orgullo sentirán al ver que hoy la llevan sus tataranietos.
Que en su casa alojaron y en su corazón llevaron
Y a sus hijos y a sus nietos esa fe trasladaron.

Como alhaurina y cristiana me siento en la obligación
De daros gracias a todos y a todas sin excepción
Porque día tras día todo el año sin descanso y sin perdón
Por la Semana Santa trabajáis con máxima dedicación.
A vosotros, los cofrades que os conste, por aquí,
Mi gratitud, mi más profunda admiración.

 

La segunda parte del pregón la dediqué a buscar nexos de unión entre la Iglesia de San Sebastián, a través de las Cofradías, y la peña flamenca “Torre del Cante”. Entre esos nexos encontré la alianza creada a través de la celebración de la Exaltación de la Mantilla, que se viene realizando desde 1997 y que nació allí. Fue pionera esa idea en el pueblo, gestada y consolidada de la mano del Coro Jabalcuza.
Otra línea de unión viene a través de la cartelería del festival. De forma llamativa se repite la frontal de la iglesia, un recurso icónico sobreexplotado. Por supuesto busqué cantes de origen religioso. Y presenté un trabajo de investigación que realicé en 2007: mujeres cantaoras de Alhaurín. En ella aparecen cuatro saeteras, a las que se han unido algunas más jóvenes. Las letras flamencas y con temática religiosa fue otro puntal que presenté: con raíz judía, musulmana y cristiana expuse varias letras muy antiguas y actuales a la vez.
El alegato feminista no había manera de no hacerlo. Con tres Hermanas Mayores mujeres y una presidenta de peña flamenca en Alhaurín era de obligado nombramiento resaltar esa consecución tan importante por mujeres en terrenos que, históricamente, han estado y siguen dominado por hombres. Montserrat Torres Moreno en 2005 fue la primera, la siguió Inés María Jiménez Quero que fueron Hermanas Mayores de Los Verdes, Dolores Luque Luque fue Hermana Mayor de Los Moraos en 2010 y ésta que escribe fue Presidenta de la peña flamenca “Torre del Cante” en 2006. Tres pasos de gigante dados en Alhaurín de la Torre en tan sólo cinco años dados por las Cofradías y la Peña. Hay muchos lazos en común. Falta La Pollinica y que no sólo quede en un recuerdo.
Después recité con la guitarra de mi amigo Isaac Santana, y, por último, me despedí, atrevidamente, con un cante por pregón.
Querían que pregonara, pues pregoné la Semana Santa de Alhaurín de la Torre.

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Flamenco en el IES Las Flores

Este jueves día 21 de febrero en el IES Las Flores (Álora) hemos celebrado la primera edición de “Flamenco al aula”. Se trata de una actividad dirigida a dar a conocer al alumnado el flamenco mediante la conferencia ilustrada. Cuando llegué al centro educativo transmití la propuesta tanto al equipo directo como al claustro de profesorado, quedando aprobados por ambos órganos.
Tratándose de una localidad en la que tanto valor tiene el cante por malagueñas pensé que lo correcto sería ser tratada por expertos y, para ello, contacté con el presidente de la peña flamenca, Manolo Vergara, que decididamente respondió a la llamada y no sólo eso, pues se puso en contacto con Miguel Vergara “El Pibri”, su hermana Pilar Vergara, Benito Moreno y Pedro Yáñez, artistas que lo acompañarían durante su conferencia. Ubicados en el Salón de Usos Múltiples, durante quinta y sexta hora, el alumnado de cuarto de ESO tuvo una primera aproximación a este arte tan nuestro.

Pilar Vergara, Benito Moreno, Manolo Vergara, María Donaire.
Comencé mi intervención transmitiendo al alumnado que conocer el flamenco de forma seria y cabal se convierte en una obligación, en una necesidad pues hay que tener ciertos conocimientos de nuestro arte más universal que es nuestra seña de identidad. Los objetivos de esta actividad son tres y son dar a conocer el flamenco, la malagueña y la peña flamenca.
Tras esa pequeña introducción pasé a presentar a los invitados y Manolo comenzó la conferencia ilustrada con una breve definición de lo que es el flamenco. Seguidamente, enlazó con el verdial que pertenece al folklore y es más antiguo que el flamenco, siendo Álora un municipio que tiene una vieja tradición verdialera. Dicho esto, Miguel Vergara “El Pibri” hizo su primera intervención con un verdial.

Pibri y alumnado

Pibri y Pedro Yáñez

Esto va enlazado con el fandango abandolao, que es un fandango al igual que el verdial sólo que ya es flamenco, también de origen malagueño y relacionado con el toque de guitarra del verdial. Tiene diferentes variedades: jaberas, jabegotes, rondeñas e incluso traspasa las fronteras malagueñas. Hace Benito Moreno una rondeña estilo creado por Rafael Romero “El Gallina” y Pilar Vergara un cante de Juan Breva.

Benito Moreno

Este ambiente musical en esta zona geográfica, sirve de caldo de cultivo para crear. Y es que en Álora se dan dos vertientes creativas a resaltar en el ámbito flamenco. Por una parte es cuna de insignes cantaores desde hace tres siglos: Juan de la Cruz Reyes Osuna “El Canario”, Diego el Perote o Ángel de Álora, Pena Padre y Pena Hijo, Juan Tabaco, la saga Vergara en la que encontramos a Pepe, Miguel o Pilar por citar a algunos.

La segunda fuente creadora hace referencia a un hecho particular y único que es la creación de la malagueña como palo del flamenco. Fue en 1885 cuando fallece Juan de la Cruz Reyes Osuna “El Canario” a la edad de veintisiete años. En su corta vida le dio tiempo a ser no sólo un reconocido cantaor en el mítico Café de El Burrero de Sevilla sino a crear la malagueña como palo del flamenco. Creó varios estilos de ese cante además de un estilo de cante. Por eso se considera al pueblo aloreño como cuna de la malagueña. Desgraciadamente, parece ser que por un episodio de envidia, El Canario es asesinado de una puñalada por el padre de una cantaora que, en aquellos momentos, se batía en duelo con él por ostentar un lugar más visible en los escenarios flamencos.
Manuel comienza entonces la andadura por la malagueña. Comenta que hay tres tipos: cuneras, o propias de Álora, las nacidas en otros pueblos malagueños y las creadas fuera de la provincia malagueña. Pero se centra en el amplio repertorio de malagueñas cuneras, la gran variedad de creaciones por artistas perotes y es Miguel “El Pibri” el encargado de cantarlas para un alumnado entregado. Hace dos de su cosecha personal con letras bastante cercanas pues habla de las redes sociales y de la esclavitud a la que estamos sometidos aún sin darnos cuenta. Arranca aplausos y risas. Seguidamente Pilar Vergara hace un cante por bulerías.

Pilar Vergara

Pasa a hablar de la peña flamenca de Álora, nacida en 1970. De ella se ha escrito un libro para la celebración del veinticinco aniversario y se está escribiendo otro para conmemorar los cincuenta años de su creación el año que viene. Igualmente Benito Moreno junto a Francisco Martín Vila ya publicaron “Cantaores y guitarristas de Álora” en 2006.

Cantaores y guitarristas de Álora

Queda claro que Álora es un referente en el flamenco por varias razones: por la gran cantidad de artistas flamencos allí nacidos, por la capacidad creadora de estilos de malagueñas y como suprema relevancia el nacimiento de la malagueña de la mano de Juan de la Cruz Reyes Osuna “El Canario”.
Como aficionada me atrevo a decir que la malagueña es mimada por los perotes, conscientes del valor que atesoran, que velan con celo su correcta difusión y estudio, otorgándole el lugar que merece y que tiene. Como debe ser, ocupa el lugar que le corresponde en su cuna y es bien defendida por los oriundos de Álora. Todo un orgullo para el pueblo y el flamenco.
Para finalizar el acto, en el que el alumnado se mostró bastante interesado, se hizo una ronda de fandangos entre los allí presentes y concluí dando las gracias a los presentes que, sin conocerlos, habían respondido bien a la llamada del centro educativo. Igualmente, di las gracias tanto al director del IES, Antonio Hidalgo, por confiar en la propuesta de llevar el flamenco al alumnado, y a Ismael Quero, profesor de música del mismo, por haberme apoyado en todo y dejarme organizar el acto a mi manera. Él lleva trabajando el conocimiento de los palos del flamenco en clases desde hace años, y en abril comenzará a trabajarlo en clases. Confía en que esta actividad de instaure en el centro.
Para terminar los alumnos de Formación Profesional Básica Específica, que trabajan vidriería y cerámica, entregaron a los artistas un presente elaborado por ellos mismos. Benito Moreno hizo entrega al director del instituto, Antonio Hidalgo, del libro “Cantaores y guitarristas de Álora” para que quede en la biblioteca. La que escribe estas palabras entregó un cuadro con el árbol genealógico del cante flamenco, que el socio de la peña flamenca Torre del Cante Salvador Sánchez Oliva, teniendo conocimiento de la organización de esta actividad, ha querido regalar para que el estudio del flamenco no quede en un hecho puntual sino que se continúe en años venideros. El director del instituto, Antonio Hidalgo, recibió el presente y aseguró que tendría un lugar especial. Benito Moreno hizo entrega de un ejemplar de su libro «Cantaores y guitarristas de Álora» al director.
En mayo se realizará una visita guiada a la peña flamenca y se intentará crear un convenio para que esta actividad no quede en el anecdotario y se realice de forma normalizada a partir de este curso.

Dedicatoria

Libro y cerámica

Diez años de flamenco al aula

DiezAñosFlamencoAlAula

Después de muchos años creyendo que el flamenco debe llegar a los centros educativos, he plasmado en un libro toda la historia referida al «Flamenco al Aula», una experiencia educativa nacida en la Peña Flamenca «Torre del Cante» que propuse hace ahora diez años y que, desde entonces, se viene realizando y que ha estado dirigida al alumnado del Ies Gerald Brenan. Se incluyen además otras que han nacido con la misma naturaleza en otros centros educativos del municipio como el Ceip Zambrana Alhaurín de la Torre, el CEIP Clara Campoamor y el CEIP San Juan.
El Área de Cultura y el de Patrimonio Histórico de nuestro Ayuntamiento financian este libro tan interesante a nivel educativo como cultural.
Y para que no le falte detalle, he tenido la suerte de que Antonio Conde Gonzalez-Carrascosa, que ha obtenido el primer premio internacional de Investigación de Flamenco «Ciudad de Jerez» por su trabajo sobre la vida y obra del cantaor jerezano José López Cepero, haya prologado esta obra. No puedo pedir más.
Os espero.

 

Estáis invitados a la presentación de mi segundo libro «Diez años de Flamenco al aula», una experiencia educativa pionera y asentada, que acerca el flamenco a los estudiantes.

Gracias a la Concejalía de Patrimonio Histórico de Alhaurín de la Torre por financiar la obra.

Os espero.

José y Tomás

Desde hace varios días no dejan de hacerse eco los medios de comunicación el vigésimo quinto año de la desaparición del gran cantaor Camarón de la Isla.
Recuerdo perfectamente cómo empezó el telediario aquel mismo día de la muerte de Camarón. ¿Cómo no recordarlo si mi padre estaba como loco pendiente de la televisión? Si no se podía respirar desde que llegó a casa la noticia. Era la noticia de la que todo el mundo hablaba.
Entonces, le hicieron una entrevista en directo en Canal Sur a El Lebrijano y a Juan Villar. Este último cortó al periodista cuando le preguntó por la relación del genio de la Isla Verde con las drogas. Vaya pregunta más inadecuada en un momento tan duro. Seguro que la habrá recordado muchas veces el periodista en su intimidad, viendo, a posteriori, que la muerte de José nada tenía que ver con ella.
Fue en ese momento cuando empecé a escuchar sistemáticamente a Camarón. Estuve diez años escuchándolo casi en exclusiva a él. Creo que lo escuché todo… bueno, casi todo porque siempre siguen saliendo cosas. Me enamoré de él y del cante. Me hizo descubrir el maravilloso mundo del flamenco. Distinguía palos, estilos, aprendía letras, las memorizaba, las cantaba, las escribía en mis libretas de la época. Marcó una época de mi vida y mi afición al flamenco.
Después, a la pila de años, comencé a escuchar a otros cantaores, aunque siempre los había escuchado sin quitar el protagonismo de José.
Había uno que me fascinó desde el principio. Su eco, la manera de mecer el cante en una voz tan exquisita, tan gitana, tan desgarradora me atraparon para siempre. A día de hoy no ha variado un ápice mis emociones hacia él. Miento. Han variado, pero para más.
Hablo de Tomás Pavón. Cientos de veces lo habré escuchado. Me ha acompañado por las carreteras esas que recorro mientras trabajo. Me he puesto en su piel, he intentado imaginar cómo fue su vida, cómo sería la grabación, dónde escucharía esos cantes, cómo serían sus fiestas, cómo sería hablar con él, cómo cantaba así, si él supiera lo que me gusta, lo que lo admiro. Hasta tal punto llegué que hasta lo plasmé en un relato que algún día publicaré.
Yo no puedo hablar más que de las emociones que me transiten su cante y su voz. Su enigmática figura hace que me sienta atraída por ese hombre misterioso reacio a las multitudes que fue un elegido y que, afortunadamente, tuvo a bien grabar un puñado de cantes para la posteridad, para la afición, para la historia.
Tomás también murió un dos de julio, pero de 1952.
Tomás y José han marcado mi afición. Con los dos muero.
Voy a compartir una entrada de un blog sensacional y magnífico que es el de Manuel Bohórquez «la gazapera». Y también una soleá de Tomás.

 

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http://blogs.elcorreoweb.es/lagazapera/2010/05/23/el-genio-en-su-lampara/