A mi maestro Fermín

Desde esta mañana que me he enterado de la triste noticia no he dejado de pensar en ti, al igual que tantos y tantas alumnos y alumnas a quienes les diste clases y profesorado que te conocieron a lo largo de muchos años. Las muestras de cariño y afecto se suceden acompañadas de pena y conmoción. Fermín, nunca me hubiera gustado escribir estas letras desde este recuerdo tan amargo, saber que te has ido nos deja a todos sumidos en una gran tristeza pero es inevitable que te escriba estas letras, aunque sea a modo de catarsis, aunque sea a título póstumo. ¡Ojalá las hubieras podido leer y conocer la admiración de tantas personas por tí! Aunque estoy segura que eso lo palpabas en cada sonrisa y mirada de tus alumnos.

No podemos imaginar la influencia que tenemos de quienes nos educan. En manos de mejores o peores educadores caen curso tras curso miles de alumnos. En octubre de 1992 me matriculé en el IES Gerald Brenan en 2º de BUP y latín era obligatorio. No tenía ni idea de latín. Tan sólo me habían dicho que era muy difícil y que no servía para nada. Frases típicas como: «Ese sabe el latín», se escuchaban antes y, aún hoy, en referencia a alguien que lo sabe todo. Fermín sabía latín. Y muchas más cosas que no se aprenden en los libros.

Cuando empecé las clases, tras el pupitre verde, no sabía lo que me iba a encontrar y él fue el primero que dio a conocer en qué consistía esa lengua que estábamos a punto de tratar en profundidad. Habló de las declinaciones, de que era una lengua «muerta», que la hablaban los romanos y que el español derivaba de ella. Por entonces, los alumnos no se atrevían a decir abiertamente al profesor ¿y para qué sirve estudiar una lengua muerta? Aunque entre los compañeros se oía decir… y también entre las madres. Una lengua a la que se recurre muy a menudo y que enriquece a aquel que la estudia.

La cuestión es que me estudié de memoria las declinaciones, aunque la tercera fue más dificililla, conocí la historia de Roma, descubrí el fantástico mundo de la mitología y la necesidad del hombre de creer en un ser superior todo ello mientras analizaba frases y más frases, aumentaba el vocabulario e incluso Fermín nos hacía llegar la curiosa historia de las palabras mediante la etimología y los cambios que habían sufrido durante siglos hasta llegar a nuestros días en base a una raíz, algo que a mí me resultaba impresionante.

Más allá del rosa rosae y de impartir clases que bien podían ser aburridas, Fermín nos metía en unos intríngulis romanos, como el laberindo del minotauro, del que no podíamos salir porque las historias que contaba, tal como las contaba, nos atrapaban y nos hacían vivirlas de lleno. Su humor ayudaba muchísimo a esa atracción por seguir estudiando la lengua «muerta» que era el latín hasta el punto de traspasar las fronteras y considerarlo un amigo. Se podía hablar con él de tú a tú porque mostraba una cercanía que invitaba a ello, se reía en clase, gastaba bromas y hasta jugaba al fútbol con los mozuelos, para luego irse en su kawasaki burdeos ante la atónita mirada de jovenzuelos y admiradoras. Le queríamos.

Curiosidades lingüísticas como las palabras inauguración por la alusión augures, los dioses de las domus o imbécil, que es un uso trasladado del que no tiene baeculo o bastón, tesela, longaniza, párvulos, autobús o el automóvil onmibus, personajes como Caronte y su barca, o frases como: Nómina stultorum semper in parietibus, set tibi terra levis, iesus nazarenus rex iudius, o senatus populusque romanus, que algunos llaman «spor» cuando llega la Semana Santa las memoricé gracias a él y su forma de explicar un mundo antiguo que él hacía atractivo.

Yo sí sé que el estudio de latín me cambió la vida. Era una chiquilla cuando me obligaron a estudiarlo en 2º de BUP pero el 3º y COU lo elegí por gusto, pero muy influenciada por la forma en la que me lo presentó Fermín, un hombre tímido y callado, culto y sencillo que se escondía detrás de las gafas y daba sus clases con rigor y maestría, con sabiduría y bien hacer condimentadas con su fenomenal humor y su sonrisa pícara.

Inolvidable,entrañable, amable, sencillo, alegre, gracioso, culto, humilde, trabajador, sufrido. Fermín, no sabes qué pena me da escribir estas letras sabiendo que ya no estás. Me da mucha pena pero espero que estés donde estés encuentres el descanso que aquí no has conseguido. Hasta siempre, maestro. R.I.P.

10 comentarios en “A mi maestro Fermín

  1. Preciosas palabras Maria. Lastima tener que leerlas….

  2. Bonitas palabras. Todos le teníamos mucho aprecio y nunca lo olvidaremos.

  3. Increíble artículo, muy bonito Maria, creo que todos los que los hemos tenido de profesor en la vida vamos a olvidarlo.

  4. Hola, mañana Lunes 20 hay una misa en memoria de Fermin a las 8 en la iglesia de San Sebastina, por si te apetece ir. Un saludo.

  5. Hola!! supongo que fuisteis alumnos de Fermin en Nerja. Yo fui su amiga y también le quise mucho. Hacía tiempo que no hablaba con él, y cuando decidí llamarlo hacía un año que se había ido…..

  6. Hola María, soy la hermana de Fermín, acabo de leer tu carta, no la había visto antes. Quiero agradecerte que le dedicaras estas palabras y las publicaras. Todo lo que dices es totalmente cierto, pero lo que más me ha llamado la atención es la palabra «sufrido», porque eso es lo que era. Era de estas personas que lo dan todo por los demás, pero no suelen recibir nada a cambio. No se ha ido, está en muchos corazones, estuvo plantando semillas en sus alumnos año tras año, y seguro que su influencia os hizo ser un poco mejores personas. Nos quedamos con eso y con el recuerdo de su sonrisa pícara. Esté donde esté, seguro que le está gastando bromas a alguien. A mí solía darme sustos durante días cada vez que veíamos una película de miedo. Gracias de nuevo.

    • Hola Guillermina. Soy Ana Gallega, antigua alumna de Fermín. Un grupo de alumnos del IES Sierra Nevada de Fiñana-Almería hemos estado buscando a todos nuestros profesores por internet para celebrar una posible reunión. En este menester me hallaba cuando leo con estupor que su hermano ha fallecido.
      No sé si realmente se trata del mismo Fermín, sabemos que era de Málaga, que era una persona encantadora y que ceceaba con un encanto especial. Era un gran profesor. De hecho muchos somos profesores gracias a él.
      Por favor, le agradecería que me confirmara si su hermano estuvo en Fiñana del 84 al 86 aprox. y poder confirmar si es la misma persona que nosotros buscamos. La descripción que esta alumna hace en su bonita carta…desdeluego coincide con su persona.
      Muchas gracias.

  7. Si, es el, Fermín López Morales. Su primer destino como profesor recién aprobadas las oposiciones fue Fiñana. Era el orgullo de la familia, sacó la cátedra directamente en las oposiciones, fue el número uno de su promoción. Mis padres no cabían en sí por tener un hijo tan inteligente. Era nuestro modelo a seguir. Para mí fue además un padre, ya que era diez años mayor que yo. Después estuvo en Posadas, Nerja, y finalmente Alhaurín de la Torre. En todos esos sitios sus alumnos lo adoraron. Además, el solía decir que lo que más le gustaba hacer era dar clase y que recibía tanto cariño de los alumnos, que era lo que le daba sentido a su vida. A pesar de estar enfermo, no concebía darse de baja o jubilarse.

    • Dios mio, como lo lamento, de verdad. Todos estamos muy, muy tristes con esta noticia. Le teníamos tantísimo cariño!!
      Le envío un abrazo muy fuerte, como si fuera para él mismo y le agradezco mucho que me haya respondido. Siempre estará en nuestro corazón. Un abrazo fuerte.

  8. Muchas gracias, Ana. Un beso para tí.

Deja un comentario