«Me siento profeta en mi tierra»

José Ortega es hijo del genial Manzanita. Pertenece a la familia de los Ortega, su abuelo Rafael Ortega se dedicó al cante y la guitarra, su abuela Trinidad Heredia al baile, el primer patriarca de la saga es Enrique Ortega «El Gordo Viejo», saga de la cual descienden artistas como el mismísimo Manuel Ortega Juarez, a quien la historia del cante conoce como Manolo Caracol. José Ortega Heredia, es digno sucesor del malogrado artista madrileño que eligió Alhaurin de la Torre como el lugar para vivir y en el que han crecido sus siete hijos.

Esta familia, afincada aquí desde hace ya tres décadas, hace su vida por nuestro pueblo de una forma natural, sin aspavientos, sin tonterías ni delirios de grandeza, tal y como hizo su padre pasando desapercibido, o intentándolo al menos, porque Manzanita podía conseguir muchas cosas pero pasar desapercibido no estaba entre sus consecuciones: llamaba la atención por donde pasaba con esa planta de artista. Y eso lo pudimos comprobar todos los que lo vimos pasear por las calles del pueblo.

El viernes 18 de octubre de este 2013 José Ortega tenía una cita con la peña flamenca de su pueblo. Estoy medianamente acostumbrada a escuchar cante y música en directo y he visto a Pepe, como lo conocemos cariñosamente, en muchas ocasiones pero cuando lo escuché cantar sobre el escenario, con su guitarra colgada y con su grupo, entre los cuales estaba su hermano Rafael al teclado, percibí algo diferente. Algo que no sabía bien qué podía ser y que, entre canción y canción, intentaba descifrar.

Sin duda, Pepe destilaba un halo de misterio que se traduce en otra palabra: arte. Y lo transmite con su voz, con su guitarra, con su música, con su maestría sobre el escenario, con su señorío. Y eso se captaba en el ambiente. 

Interpretó piezas clásicas como «No me lo creo», «Un ramito de violetas», «Verde que te quiero verde», «Gitana», unas bulerías, algún tema personal que incluirá en su próximo disco y hasta una versión bastante conseguida de la canción de Alejandro Sanz «Amiga mía» sonaron en la voz de José Ortega de forma magistral haciendo vibrar a un público entregado, que le acompañaba a cada canción, coreaba los estribillos sin cesar y que tenía el local de la peña flamenca a rebosar. La similitud entre el hijo y el padre es casi milimétrica tanto en el físico como en la voz, que ayudaba a soñar con el genio ya desaparecido e invitaba a conocer mejor a Pepe, a José Heredia. Innegable e inmejorable sucesor de su padre. Además, al artista lo acompañaban sus hermanos José (porque tiene otro hermano que se llama José), Antonio y Samuel. Los cinco hijos varones del genial Manzanita en la peña flamenca.

Realmente se vivieron momentos muy emocionantes de la mano de este gran artista al que auguramos un exitoso futuro lleno de éxitos y al que apoyamos, queremos y respetamos desde esta peña flamenca algo que él dejó sentenciado impulsado por esa cálida acogida del público, por esa entrega total de sus vecinos, amigos y seguidores en una frase con la que se despidió y, que en sus labios, emocionó: «Hoy puedo decir que me siento profeta en mi tierra».

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